Oración de la paz
Señor, haz de mí un instrumento de paz.
Donde hay odio, ponga yo tu amor.
Donde hay ofensa, ponga perdón.
Donde hay discordia, ponga yo unión.
Donde hay error, ponga tu verdad.
Donde hay duda, ponga yo la fe.
Donde hay desesperación, ponga esperanza.
Donde hay tinieblas, ponga yo tu luz.
Donde hay tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro! Que no me empeñe tanto
en ser consolado, como en consolar,
en ser comprendido como en comprender,
en ser amado como en amar.
Porque dando, se recibe;
olvidando, se encuentra;
perdonando, se recibe perdón;
muriendo se resucita a la vida eterna.
San Francisco de Asís
Salmo 8
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Al ver el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado;
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para que de él cuides?
Lo hiciste inferior a un dios,
coronándolo de gloria y esplendor;
le diste el dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
rebaños y vacas, todos juntos
y aún las bestias salvajes;
las aves del cielo, los peces de mar
y todo cuanto surca las sendas de las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Padre, me pongo en tus manos
Padre,
me pongo en tus manos
haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
Carlos de Foucault
Oración Lakhota
Oración al Creador