Camino de Santiago 2015

Por: Isabel (Patrulla del Jabalí)

Aunque no haya escrito nadie en el cuaderno de experiencias que llevé, yo puedo sacar algunas conclusiones, no tantas como me gustaría pero si para poder escribir este artículo.

 

Siempre, en el primer día hay gente cortada, pero eso solo fue en el autobús, puesto que, al llegar al seminario donde íbamos a pasar la noche,  hicimos una actividad, en la sala de juntas, estábamos sentados la gran mayoría, y María Aguilera empezó a hacer de juez.

Había un grupo de personas que se quedaron sentados atrás, alejados del resto, y por más que insistíamos no se querían acercar. Bien, a la hora de comer de nuevo los de la parroquia por un lado y los scout por otro. Al bajar a las termas pasó tres cuartos de lo mismo y por ese motivo, a la hora de cenar, Lucía tomó medidas, nos hizo mezclarnos, y, a partir de ahí, surgió la confianza que al día siguiente en la caminata, demostraríamos.

 

La marcha, cansada, como no, si eran solo 31km, Desiré, María y yo nos quedamos atrás, e hicimos una nueva amiga, una mujer que venía caminando desde Valencia pero era de Slovenia. Nos indicó por donde seguir, puesto que no veíamos las flechas amarillas, a las que tanto cariño las cogimos que no nos separamos de ellas en todo el camino.

Al llegar, lo único que queríamos era quitarnos las botas y ducharnos enseguida. Fue llegar y ya estaban allí los cocineros esperándonos con la comida hecha, macarrones sino me equivoco. La tarde consistió en siestas y charlas.

 

A las 6:00 ya estábamos en camino, hoy eran 27km, alguno menos que el día anterior. Hoy tocaba polideportivo, en Lalín, pueblo al que (la gran mayoría) hemos cogido asco. Llega el fotógrafo del periódico, y una sesión de fotos para la prensa gallega.

 

Hoy era el día de descanso con 15km, empezamos cantando, pero en la parada del ángelus como dice Titín, Víctor nos da la noticia, vamos a hacer algún km más para así mañana quitárnoslos. David intenta sacarnos una sonrisa “resumen del camino de Santi en una foto: una lechuga en un ascensor, todo verde en subidas y bajadas”.  Piscina con gorros y misa emotiva.

 

Ya no falta nada para Santiago, tan solo hoy y mañana, todo el mundo tiene ganas de llegar, los lisiados al autobús y a esperar nuestra llegada después de 21km. Y de nuevo macarrones, ya estamos todos hasta el moño, menos mal que están ricos porque si no, los cocineros, no habían vuelto a Ávila.

Santiago, Santiago, en el momento en el que entramos en la ciudad, todos felices de haberlo conseguido, pero aún falta algo, un último esfuerzo y los cojitos se unen a la marcha del último km de nuestro recorrido. Ya está todo planeado ¡vamos a entrar a la plaza cantando! Con las pañoletas arriba y la gente mirando, hemos llegado, parados frente a la puerta de la catedral, todo el mundo se abraza, choca los cinco y se sienta, sobre todo se sienta.

Tenemos un rato libre para escoger el sitio de dónde vamos a cenar y comprar algún regalito. Ya vamos a nuestra última parada, el seminario-albergue menor de Santiago.

En la cena, todo delicioso y todos puntuales a las 22:30 en el albergue, estamos todos muy cansados y nos vamos a dormir, mañana a la misa del peregrino y volvemos a casa.

De momento todo va bien todo el mundo está preparado, uniformado y listo para salir, llegamos a la misa, hay mucha gente, abrazamos al santo y volvemos al autobús, pero entonces… Lucía se pone nerviosa, su mochila ha desaparecido, también la de Álvaro, Pablo, Rodri…  entonces sabemos que nos han robado, todo el mundo con su mochila a la espalda busca por las calles de Santiago a un hombre gordo, con barba y mochilas a la espalda. Finalmente las mochilas las encuentra la policía, pero faltan cosas, la sorpresa que Titín nos había preparado se ha fastidiado gracias a ese hombre, nos habían dicho que íbamos a las termas pero en realidad, íbamos a la playa.

Ya llegando a Ávila, nos dan la Compostela  y al mismo tiempo decir en pocas palabras lo que había significado este camino para nosotros. Amistad, esfuerzo, superación, ayuda… En definitiva palabras bonitas.

Es la hora de la despedida, acabada con una muy buena avalancha llega el momento de separarnos, adiós, nos volveremos a ver, gracias por todo…

Ha sido, muy buena experiencia, gracias a todos y que nos volvamos a ver muy pronto.

 

***

 

Isabel Carabias Rodríguez.


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